Descubre cómo resolver problemas de manera creativa: Design Thinking
La metodología Design Thinking te puede ayudar a analizar un problema desde la perspectiva del diseño, encontrando una solución integral para las necesidades de tu cliente. Descubre qué es y cómo aplicarla para resolver problemas de forma creativa.
En un principio el concepto Design Thinking puede sonar exclusivo de los diseñadores, pero realmente es una metodología que se puede aplicar en casi cualquier organización o estrategia, también conocida como pensamiento de diseño que ayuda a:
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- Tener un mejor entendimiento de las necesidades de los clientes para los que estás creando (Usuarios, clientes, proveedores, estudiantes, etc.)
- Reducir el riesgo asociado con el lanzamiento de nuevas ideas, productos y servicios.
- Generar soluciones que son revolucionarias y no sólo incrementales.
- Aprender e implementar más rápido.
Es un proceso que en los últimos años ha tomado fuerza, sobre todo el en área de diseño UI/UX. Grandes marcas como Apple, Nike, AirBnb, Google y Samsung han adoptado rápidamente este acercamiento.
Aplicar los conceptos teóricos del Design Thinking para resolver problemas, también ayuda a generar ideas que pueden innovar un negocio, con el proceso que sigue el diseño.
¿Qué es el Design Thinking y para qué sirve?
Es un proceso o metodología no lineal con un núcleo humanista, a través del cual se busca entender al usuario y sus dificultades; además de redefinir problemas a partir de identificar estrategias y soluciones alternativas, que pueden no ser inmediatamente aparentes.
Este proceso tiene el fin de innovar teniendo en el centro del proceso al humano, por eso reúne las habilidades del diseño con el fin de conocer las necesidades que tiene respecto un producto, problema o situación en la que se necesite un enfoque integral. Continúa leyendo que seguimos explicando esto.
Con esta metodología es posible resolver problemas de manera creativa, ya que afrontamos una dificultad dividiéndola en pequeñas partes. Cada uno de los factores obtenidos en el proceso, son analizados y considerados desde diferentes perspectivas para obtener un acercamiento diverso de cara a la solución. Es de esta forma que se realiza el pensamiento de diseño.
No es una metodología superficial, tiene un fundamento mucho más profundo y enfocado en la innovación, la cual permite generar ideas en cualquier sector, no sólo en el diseño. Con Design Thinking, puedes mejorar procesos, definir modelos de negocios, identificar problemas de ejecución y brindar experiencias de usuario positivas.
Sobre el último beneficio, también vale la pena mencionar el potencial que tiene para comenzar un proyecto y seguir con herramientas tales como un empathy map para conocer al usuario y comenzar a diseñar tomando en cuenta las emociones.
La finalidad del Design Thinking es profundizar en las necesidades del consumidor final a través de una lluvia de ideas, prototipos y pruebas, utilizando cinco fases: Empatizar, Definir, Idear, Prototipos y Pruebas.
Las 5 fases de Design Thinking
El instituto de Diseño en Stanford Hasso Plattner es el responsable de proponer las 5 fases de la metodología Design Thinking. Estas fases no siempre son secuenciales: el equipo de trabajo puede hacer uso de ellas sin un orden específico pero entre todas complementan al pensamiento de diseño lo que ayuda a resolver problemas de forma creativa.
Fase 1: Empatizar
Esta primera fase del proceso es para ganar un entendimiento empático del problema que se quiere resolver. Se puede realizar a través de consultas a expertos, sobre el área que se quiere entender, observación y comprensión de las experiencias y motivos de las personas (usuario final). El propósito es sumergirse en su contexto para identificar cómo piensan sobre el mundo y descubrir lo que es significativo para ellos.
Esta fase es crucial para un proceso humanista: permite dejar a un lado asunciones personales y obtener una mirada real del usuario y sus necesidades.
Se encuentra estrechamente relacionada con el diseño emocional y una herramienta fundamental para comprender las emociones del usuario es el Empathy map. Con esto, podemos entender lo que piensa, lo que dice, que siente y cómo utilizar esta información para comunicar de mejor manera nuestro mensaje.
La eficacia de aplicar el Design Thinking en la resolución de un problema o plantear nuevas ideas es que justamente podemos abordar un tema desde diferentes ángulos y con eso localizar oportunidades que pasaban desapercibidas pero vitales.
Fase 2: Definir
Es hora de acumular toda la información obtenida en la fase de Empatizar y darle forma al planteamiento. Se puede comenzar por analizar las observaciones y los hallazgos y sintetizarlos para definir los problemas principales que se han identificado hasta este punto.
Esta fase puede ayudar a los equipos a desarrollar grandes ideas para establecer funciones, características y algún otro elemento que les permita resolver estos problemas o, al menos, darle las herramientas necesarias al usuario, para que los pueda resolver por su cuenta.
Una herramienta que permite aplicar Design Thinking en la conceptualización de las ideas para un proyecto es el Clustering o agrupamiento de información en jerarquías. Para ello necesitarás de tarjetas adhesivas, grupos de temáticas y la información de mayor interés.
Consiste en crear clasificaciones de los trozos de información y descubrir en esos apartados las pistas o patrones que se presentan, cuáles pueden ser la causa de dificultades o fortalezas.
Fase 3: Idear
Con un contexto sólido se puede pasar a crear ideas innovadoras para resolver los problemas identificados. Dinámicas como “lluvia de ideas” o “la peor idea posible” pueden ayudar a fomentar una retroalimentación más dinámica entre los miembros del equipo. Por lo tanto, puede surgir el material de origen para crear prototipos que ofrezcan soluciones a manos del usuario. En Design Thinking, es importante el trabajo en equipo para poder resolver un problema de marca de forma creativa.
Otra técnica o herramienta para poder generar ideas es el Boceto, con ella el equipo podrá plasmar de forma gráfica cómo espera que funcione el proyecto. No es necesario que sea exacto pero sí puede ser el primer paso para armar un prototipo.
Fase 4: Prototipos
Es la fase experimental de la metodología, consiste en crear aplicaciones tangibles sobre el rango de ideas que surgieron en la etapa de “Idear”. El objetivo es entender qué componentes funcionan y cuáles no. Estos prototipos deben ser a nivel Wireframe (esqueleto) y que no impliquen mucho uso de recurso.
Una vez que se tenga un prototipo definido se puede compartir con personal fuera del equipo de trabajo, ya que es una fase experimental y ayuda a identificar cual es la mejor solución para cada uno de los problemas aterrizados en las fases pasadas.
Una forma de probar el funcionamiento en la etapa experimental es la evaluación controlada, la cual se hace bajo diferentes escenarios simulados. Una pregunta clave en este proceso es: ¿Cómo funciona el prototipo si…?
Es decir, que se consideran todos los escenarios posibles en que se podrá usar el producto final. Una vez que estas revisiones se realicen, podremos identificar las partes en las que el resultado no fue lo que los usuarios esperaban o mejor aún, superó las expectativas. Para ello, es recomendable llevar una bitácora sobre los resultados para poder modificarlos o bien, repetir los escenarios de éxito.
Fase 5: Pruebas
Después de tener un prototipo bien definido, se puede crear un producto final, pero antes de ser lanzado tiene que ser probado con clientes reales y responder a las siguientes preguntas:
- ¿Esta solución resuelve las necesidades del usuario?
- ¿He mejorado la manera en que se siente, piensa o la forma en que hace las cosas?
- ¿Los resultados obtenidos pueden ser utilizados para re definir uno o mayores problemas que pudieran presentarse en un futuro?
De nuevo, entra en juego una evaluación importante, la de la experiencia que ofrece un producto final. En esta prueba lo que vamos a evaluar, serán las impresiones que ha causado el prototipo. En las pruebas comprobaremos si este producto realmente soluciona las necesidades que los usuarios finales quieren subsanar al adquirir un producto o servicio. Lo más importante es saber si se ajusta a la realidad de las personas.
En conclusión, las fases de las que consiste el Design Thinking, más que pasos secuenciales, son modalidades que pueden contribuir al desarrollo de un proyecto por completo.
Es posible aplicar Design Thinking a más problemáticas, sobre todo cuando estamos frente a un objetivo difícil por resolver. Más allá de encontrar soluciones creativas también impulsa la detección de oportunidades no vistas para lograr con ello innovar en los productos y servicios.
Hay muchas actividades que ya integran la metodología y puedes comenzar con un proyecto, servicio o producto que necesite de alternativas para su solución.
Vivimos en un mundo de experiencias, ya sean productos o servicios tenemos altas expectativas de estas experiencias. Cada día las necesidades se vuelven más complejas y se encuentran en constante evolución, por lo que regularmente surge un nuevo conjunto de necesidades y podemos incrementar las posibilidades de éxito e innovación.
Con esto en mente, seguro quieres implementar esta metodología en la forma que te comunicas y cumples tus objetivos de negocio. Si es así, te recomendamos que te suscribas al Newsletter también puedes seguirnos en nuestras redes sociales para conocer más sobre experiencia de usuario e innovación en marketing digital.
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